Mas informacion

11 de junio de 2011

La Marcha de las Putas


Y no, no hay atenuante o disculpa para la palabra. Las buenas conciencias pueden comenzar a desgarrarse las vestiduras y así hacerse un bonito escote para poder marchar, como señaló una de las organizadoras.

La mayoría de las mujeres en algún punto de su vida serán llamadas putas y eso jamás debe ser un pretexto para la violencia. Ninguna acción, ocupación, vestimenta, identidad o actitud son justificaciones para el abuso sexual en ninguna parte.

El domingo en la Ciudad de México se realizará la “Marcha de las Putas”, donde mujeres de todas las edades y actividades saldrán a decir “No, es No”.

A través de las redes sociales se difunde esta movilización que busca dejar en claro que las mujeres no son responsables de la violencia sexual ni de las agresiones que reciben por su forma de vestir, el lugar o la compañía, entre otras “razones” que se siguen empleando para justificar lo injustificable.

La palabra puta se ha utilizado vulgarmente para agredir a las mujeres, para humillarlas, contraponiéndolo a otro estereotipo impuesto: mujeres-madres, mujeres santas y puras.

La marcha rompe con ese estereotipo para decir ¡basta! ante la violencia que sufren todas las mujeres, incluidas las santas y puras.

Todo comienza en la palabra

“Puta” se convierte en una mala palabra –en el diccionario es igual a prostituta- esto nos lleva a pensar que una puta es una mala persona. La deducción es que siendo una mala persona carece de derechos frente a los demás.

Ellas explican: “¿Por qué putas? Históricamente el término “puta” se encuentra cargado de un significado negativo y peyorativo; es una mujer promiscua, que tiene relaciones sexuales por dinero, por placer, que viste de manera inapropiada, que no es una buena mujer. El término sirve como una forma de insulto o etiqueta para el comportamiento de mujeres que se encuentran fuera de lo que la sociedad considera adecuado y aceptable.

Bajo estos parámetros y criterios, “en cualquier momento de nuestras vidas las mujeres somos putas y como putas debemos aceptar y callar que se desplieguen comportamientos sexuales sin consentimiento”.

La “Marcha de las Putas”, que en México promociona Minerva Valenzuela, será una manifestación que lo único que busca es decirle a la sociedad civil, política, religiosa, que no importa la vestimenta, el lugar, ni la compañía; nada justifica la imposición de relaciones sexuales o el acoso sexual.

El acoso sexual, los piropos molestos y el ataque sexual nada tienen que ver con la forma de vestir, la forma de ser o el sitio donde están, porque a las mujeres las violan desde que son niñas de cuna hasta que son personas mayores.

Las violan por usar minifalda o por traer hábitos. Por traer cuello de tortuga o escote. Las violan en la iglesia o en la cantina. Sus padres o los padres. Las violan porque son rubias o morenas. Las violan porque sonríen o están serias…

Lo que hacen es ejercer su derecho a vestir, decir, estar, caminar, pararse, divertirse o dormir donde quieren hacerlo. Y cuando una mujer dice NO, debe aceptarse ese NO.

Origen

Esta movilización se realizó por primera vez este año en Toronto, Canadá, tras una declaración realizada por el policía Michael Sanguinetti, durante una conferencia en la Universidad de York, sobre seguridad civil, quien manifestó que “las mujeres deben evitar vestirse como putas para no ser víctimas de la violencia sexual”.

El policía mostró su ignorancia y las mujeres el 3 de abril tomaron la calle vestidas con tacones altos, ligueros, escotes y minifaldas.

Emulando a las canadienses, las mexicanas harán una protesta, se apropiarán –explican-- de la palabra puta para rechazar cualquier tipo de violencia ejercida hacia ellas con el pretexto de la apariencia, y manifestarán que ni las trabajadoras sexuales ni ninguna mujer deben ser violentadas “por puta”.

Algunas de las frases que se utilizan en la promoción de la “Marcha de las Putas” y que buscan que todas las personas aprendan a respetar:

¡Basta! Yo decido sobre mi cuerpo y No, es No.

Si me pongo medias de red y tacones de aguja: no, significa no.

Si la apertura de mi falda sube hasta mi muslo: no, significa no.

Si en cualquier momento decido no consumar el acto sexual: no, significa no.

Si me pongo una borrachera marca: no se asuste: no, significa no.

Si bailo de forma sensual: no, significa no.

Si el escote de mi vestido es épico e invitador: no, significa no.

1 comentario:

  1. Ismael Lucio Aguila4:15 p.m.

    Excelente artículo ;-) Sin duda, la prostitución es una de los trabajos más antiguos de la historia, incluso con en la prehistoria; ahora bien, la realidad en la cual estamos inmersos, ha hecho que cada cosa que nos rodea, incluyendo hasta el agua que tomamos, el techo con el cual nos protegemos de las inclemencias del tiempo, la ropa con la cual nos cobijamos, entre otros, tenga su precio, de tal suerte que debemos incorporarnos a una actividad laboral para poder generar ingresos y a través de ello, hacer pagos para recibir a cambio una contraprestación; sin embargo, no todos tienen cabida y el mercado no puede absorver a todos los trabajadores, motivando a que aquellos que no tienen la "suerte" de ingresar a un trabajo fijo, recurran a ejercer cualquier actividad para poder satisfacer sus necesidades más elementales (y posiblemente no solo las propias, sino de más personas bajo su cargo), entre ellas evidentemente la prostitución; bueno o malo, lo que hacen seguramente no debe ser por gusto, sino por múltiples factores ajenos a nuestra imaginación (cada cabeza es un mundo). El artículo 5to. de nuestra Carga Magna, señala que cada quien puede ejercer el oficio que lo desee, siempre y cuando este sea lícito y en nuestras normas secundarias no existe prohibición de la prostitución (mas sí con el lenocinio), por lo cual, la lógica indica que la prostitución es considerado como un trabajo como tal, por lo cual, las personas que lo ejercen como lo dice el autor del artículo tienen plena capacidad para decidir con quién van a trabajar, "a quien decirle sí y a quién decirle no". Es tal el ingreso que generan, que por ejemplo, en países como Tailandia, equivale al 10% del Producto Interno Bruto del país. Mis respetos para todas las personas que ejercen la prostitución. Excelente artículo del autor, mis felicitaciones para él y ojalá que todos respetemos a las y los sexoservidores. Saludos.

    ResponderBorrar