Escribo la tarde del Día Mundial de la Libertad de Expresión. ¡Ni mandado a hacer! acostumbraba decir mi abuela, ante la pertinencia de los acontecimientos.
Antiguamente, el quisco de las plazas principales de nuestras poblaciones, era uno de los lugares más recurridos para enterarse de las últimas noticias. Ahora contamos con facebook y twitter… sin embargo, la tarea de informarse en la calle aún tiene su encanto. No hay como el cara a cara: ¿Ya supiste? ¿De queé?...
Existen muchas opciones para enterarnos de lo que nos importa: la cola de las tortillas (cada vez más en desuso); esperar a los hijos en la puerta de la escuela (¿qué estabas haciendo? ¡Comadreando!); de carro a carro (deteniendo el tráfico, es muy popular aquí en Lagos de Moreno); tomar un café con las amigas en un restaurante (de esos en donde vale la pena las vean), o una cerveza con los amigos, en una rustica cantina (que si huele a meados, sudor y tabaco, ¡mejor!).
Pero a pesar de la posmodernidad, informarse al estilo colonial sigue siendo una opción delicatesen. Sentarse en el Jardín –alrededor del quiosco- o mientras caminamos a su alrededor (como en todos los pueblos alteños) es muy común. Sino, pregunten a los pubertos que viernes a viernes, se juntan en la plaza de los Constituyentes.
De las bancas de hierro forjado a las páginas de un periódico, nomás hay un paso. Un brinquito. Y a las pruebas me remito.
Y con el quiosco en medio, el Jardín tiene sus cuatro esquinas: de los portales, de los bancos, de Capuchinas y la Presidencia, y enfrente (como abrazándolo todo), el portentoso templo parroquial. Con eso les abro mis intenciones. Informarme y enterarles de ¿ya supiste? ¿queeé? Un acercamiento a los temas políticos, sociales, culturales y económicos de la ciudad, sin olvidar los religiosos.
Nunca pretendiendo ni la verdad ni la cátedra, sino a partir de los ojos y los oídos de un amante de la buena charla, la información y el acontecer del mundo local. Advertidos.
A propósito del 3 de julio, Día Mundial de la Libertad de Expresión, si en México no tenemos mucho que celebrar, en Lagos ¿cómo andaremos?
Veamos un aspecto básico: ¿creemos lo que oímos en los noticiarios de la radio? ¿Lo que vemos en los informativos de la televisión local? ¿Damos crédito a lo publicado en nuestros diarios? ¿Por qué adivino desde una discreta sonrisa hasta una abierta carcajada?
Muchos no nos sentimos bien informados. A diario me lo hacen saber los comentarios de un buen número de personas que son las audiencias de la prensa escrita, la radio y la televisión.
Los periodistas y propietarios de los medios de comunicación podríamos aprovechar la fecha para reflexionar los cuestionamientos. ¿Estaremos dispuestos a hacerlo? Al menos esta ocasión ya se perdió.
3 de mayo de 2011
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