La hoguera de las vanidades

Si las Fiestas de Agosto 2011 salen bien, ¿quién se va a lucir? El presidente municipal de Lagos, José Brizuela López. Si no es así, ¿quién va a quedar mal frente a la población? El alcalde, desde luego.

Si la feria resulta la mejor de todas (lo que deseamos la maaayoríaaa) la ciudad se lo reconocerá al presidente municipal. Lo verá como un servidor público eficiente, buen administrador y muy comprometido.

Si resulta la peor, mala o medianamente buena, no se escapará del juicio de los ciudadanos. Ni necesitamos enunciar qué dirán de él.

El mismo Brizuela López ya lo advirtió recientemente: si es un éxito, será por el trabajo del equipo, si no, toda la responsabilidad caerá sobre él. Lo tiene bien claro. Es de sentido común (el menos común de los sentidos, por cierto).

Entonces, decía mi abuela. ¿Entooonces? preguntaba, al mismo tiempo que su cara arrugada me decía: si ya lo sabes ¿Para qué te haces pen…?

La mayoría de la población no conoce los nombres y mucho menos las caras de los directores y jefes de la presidencia municipal. (Perdón, aunque les duela el ego). Si no me creen, manden a los jóvenes de Comunicación Social a sondear a la gente de la calle; a las señoras del mercado; a los usuarios del transporte urbano, a los chavos fresas que pasean los viernes en el Jardín de los Constituyentes, a los que colman la calzada el domingo, a los devotos del Malecón… No les quedará duda. No los identifican.

Para el pueblo no es importante quién está detrás de un escritorio público. No le interesa. Las amas de casa están preocupadas porque el camión de la basura pase oportunamente por los montones de bolsas que diariamente desechan. No se preguntan quién es el director de Aseo Público.

Están hasta la madre de que no salga agua de sus llaves y se les junten montañas de ropa sucia, y que el olor del sanitario disperse su peculiar perfume por toda la casa y hasta las fronteras del vecindario. No saben el nombre ni recuerdan el rostro del director del Sistema de Agua Potable.

Los nombres y los rostros de los directores y directoras de Cultura, Turismo, Cementerios, Deportes, Parques y Jardines, Prevención del Delito (¡Uhh, menos!), Tránsito, Seguridad Pública, Patrimonio (¿qué es eso?), Mercados, Apremios (¿quéeee?)… da igual.

Relaciones Públicas, Reglamentos, Padrón y Licencias, Oficialía Mayor Administrativa, Desarrollo Social, Rural, Económico, Servicios Públicos Municipales, Alumbrado Público, Educación, Ecología… etcétera, etcétera y etcétera. Es lo mismo.

El grueso de la población, (votantes, electores, ¿les suena más familiar? ¿más entendible?), espera buen desempeño, eficacia, capacidad, competencia, habilidad, aptitud. En una palabra: resultados.

Y las buenas y las malas se las achaca al presidente municipal Pepe Brizuela, como lo conoce hasta mi hijo que cursa la primaria. El bueno o el malo es él. La cara la pone él. Los directores son sus manos, sus brazos, sus ojos y oídos.

Entonces, señores directores y señoras directoras, porqué no se ponen a examinar que, si continúan con la guerra de egos entre ustedes, en desacuerdo, rumiando que con su trabajo será otro el director que va lucirse con las Fiestas… el que puede quedar mal es el presidente municipal. Su jefe.

No es a Susana Muñoz Torres, la directora de Turismo y de las Fiestas de Agosto 2011, a la que va a dejar bien o mal. Es a su jefe.

Los directores tienen que quedar bien con el alcalde. El alcalde con la población. Lo demás es la hoguera de las vanidades. ¡No se quemen!