Me gustó mucho el cartel oficial de las Fiestas de Agosto 2011. La pintura del maestro Felipe de la Torre Villalpando trae la silueta de un charro montado en su caballo, realizando la suerte de la coleada. Realizado en técnica mixta: carbón, grafito, arcilla y pastel, sobre papel tiziano blanco, mide 1 metro por 70 centímetros. Su autor lo titulo: Nobleza laguense.
Desde su presentación al público, en la Casa de la Cultura, hasta su publicación en diversos medios de comunicación, ha suscitado muchos comentarios. En internet, donde los abajo firmantes tenemos la oportunidad de escribir nuestras opiniones, han aparecido textos que lo alaban y que lo denostan.
Entre mis amigos, conocidos y relaciones comerciales escuche un: “!Pésimo el cartel! Yo no me siento representado por un charro” u otro que dijo: “Un título inapropiado; ¿Qué tiene de nobleza el maltrato a los animales?”
En mi Facebook escribieron: “¡Horrible! Teniendo Lagos tantos edificios hermosos” Mientras otros han alabado el tema, su técnica, su color, la fuerza que proyecta y su –discutible, si- identificación con estas tierras donde se originó la charrería.
Las Fiestas de Agosto son un caleidoscopio como ya lo dijeron. Alrededor de la sagrada imagen del Senor del Calvario se ha desarrollado toda una gama de actividades populares, religiosas, comerciales, deportivas, culturales y artísticas. Es una parte de lo que es nuestra ciudad.
Lagos no es la figura religiosa ni mucho menos el representado; no es parranda y fiesta; mucho menos pura intelectualidad y arte (aunque hay mucho de eso); no es solo charros y ganaderos, con sus hermosos alazanes y hatos ganaderos; no es Julion Álvarez, la Arrolladora o el festival de la KE BUENA… es eso y mucho más.
Unos años las pinturas de las Fiestas han representado la naturaleza y la arquitectura local, como en los de Carlos Terres, o los templos y plazas, con María Esther; José Dimitrio nos regaló la verbena que se engrandece durante “la Subida” y resalto la imagen del Calvario y sus feligreses.
Ahora le corresponde el honor a los charros y su fiesta. Unos creen que se hace casi casi apología de la violencia y el maltrato a los animales y otros aun ven a los charros como los “patrones” de las haciendas laguenses, herederos de los “gachupines” explotadores del trabajo de los indígenas y los negros fundadores de Lagos.
El charro actual es un deportista –deporte costoso, si- y un representante de la tradición alteña y mexicana. Es la imagen de Jalisco. Yo si me siento representado, aunque de charro no tenga nada, ni la panza.
Felipe de la Torre Villalpando dibuja y pinta desde niño. Hace música, arquitectura, escenografía y escultura, además de escribir.
Ha sido profesor en la UAM Azcapotzalco, en el Instituto Zacatecano de Cultura y en instituciones privadas en México. Ha realizado murales en el IPBA de San Luis Potosí y en el Museo Universitario del Chopo, UNAM, México, D.F., 1975, UNAM, México, D.F., 1976, Maison de Mexique, Cite International, París, Francia, 1977, Neully Sur Seine, París y Centre Fance-Amerique Latine, París Francia., Museo de la Ciudad de México, D.F., 1981, Instituto Potosino de Bellas Artes de San Luis Potosí, 1982, Castillo Centro Cultural, Monterrey, N. L. 1983, Centro de Artes Visuales e Investigación y Estéticas, Saltillo, Coah., 1988, Galería Arte Moderno de Guadalajara, Jalisco.
Su obra ha parte de importantes exposiciones colectivas e individuales en galerias, museos y colecciones internacionales.
Algunos paises en los cuales se ha difunido su obra son: Mexico, Francia, Alemania, Estados Unidos,, Cuba, España, Nicaragua, Republica Dominicana, Belgica
Sus obras se encuentran en museos y galerías de New York, Barcelona, París, Cuba, Nicaragua, República Dominicana y otros países y en México en diversas colecciones privadas, galerías, casas de la cultura y Museo José Luis Cuevas, en donde se exhibió recientemente su trabajo en una de más de sesenta muestras individuales y tantas otras colectivas.
1977 obtuvo el Gran Prix Humanitaire de Grance y Medalla de Plata, Diploma y Gafete del Gobierno francés en la Galería Nevillg de la Maisón des Jeunes, París, Francia.
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